La Realidad de la Fuente es la morada de la Primera Fuente, y baila fuera de las estructuras de cualquier lenguaje. Es completa dentro de sí misma y tiene un singular propósito de demostrar el potencial colectivo de todas las especies dentro del Universo de la Totalidad. Es el arquetipo de la perfección. Es el abanderado del diseño innato de cada entidad y su destino final. SU esencia está tan lejos del concepto que la tendencia del instrumento humano es recurrir al lenguaje de las apariencias –y en última instancia a la jerarquía— para definir la Realidad de la Fuente.

La jerarquía, por medio del suministro de un modelo de existencia evolución/salvación, ha intentado guiar el desarrollo de todas las entidades en todo el Universo de la Totalidad. La conexión entre el individuo y la Fuente está sutilmente socavada a través de las capas del lenguaje, la manipulación de los sistemas de creencias y los rituales de control diseñados por la jerarquía para intervenir entre la esencia espiritual de las entidades y su fuente, la Primera Fuente.